jueves, 5 de marzo de 2015

Alcalde de San Blas


En mi opinión XVI
(Alcalde de San Blas)

Estoy renuente a leer las noticias, porque invariablemente sale una de algún gobernante que agrede nuestra dignidad ciudadana. Para mi desgracia no puedo dejar de indignarme, y la única manera que encuentro para desahogar mi frustración es escribiendo estas líneas.
            En el diario «El Sol de Nayarit» se publicó los recientes desmanes del alcaldito del Puerto de San Blas, Nayarit. De acuerdo al diario, el señor alcalde se gastó en la celebración de su aniversario nada menos que la cantidad de 15 millones de pesos, más del presupuesto de un año del ayuntamiento destinado a la dirección de seguridad pública, tránsito, vialidad y protección civil.
            Es el mismo alcalde que no hace mucho confesó que había robado un «poquito» del erario público del ayuntamiento de San Blas, y con la frase de que «Una vez al año no hace daño» Hilario Ramírez Villanueva despilfarró en la celebración de su cumpleaños cincuenta mil cervezas, cincuenta cabezas de ganado para la birria y para amenizar a la concurrencia contrató la «Banda del Recodo» que hicieron las delicias de los treinta y cinco mil invitados, entre los que había, como lo dijo el mimo Hilario, millonarios, ricos y jodidos.
            El alcalde narcisista explica que todo fue regalado por amigos y admiradores, aunque no pudo echarles también la culpa del abuso, comportamiento vulgar y falta de la más minima educación al levantarle la falda a una mujer frente a todos los asistentes a la indignante pachanga. El grotesco personaje se anticipó a las críticas argumentando que éstas vendrán de gente celosa — ¿habrá querido decir envidiosa, el ignorante Alcalde? Y que él se «parte la madre» empezando a trabajar todos los días desde las cuatro de la mañana para tener todo lo que tiene. Este remedo de hombre ha de pensar que los sesenta millones de mexicanos que vivimos en la pobreza nos pasamos la vida rascándonos la barriga, y aparentemente ya olvidó que se le chispoteó lo de «robarse poquito».
            ¿Pero en qué pensaba la gente de San Blas cuando eligió a este ególatra? ¿Acaso se conforman con que les roben poquito y la pachanga una vez al año?
            Estoy creyendo que en algún momento crucé alguna extraña dimensión, y ahora me encuentro en el México de un mundo al revés, donde todo es al contrario como debía de ser.
José Pedro Sergio Valdés Barón




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