En mi opinión XV
(Narcotráfico)
Aunque parezca increíble me puse a pensar al conocer la captura del
capo «La Tuta», y me pregunté si no estaría equivocado en juzgar a nuestro
gobierno corrupto y liado con el narcotráfico. Tal vez estaba errado en creer
que la captura de un capo importante sólo servía para aparentar que el gobierno
sí estaba cumpliendo con sus obligaciones, y no eran únicamente patrañas para
congraciarse con los gringos y sacarles más dinero en el combate contra el
narcotráfico, o sólo era el sacrificio de un chivo expiatorio para desviar la
opinión pública en momentos adecuados de la política mexicana.
Después de un momento
solté la risa y me hice otra pregunta ¿Bueno, qué pasa realmente con la captura
de un narco tan importante como «La Tuta»? y después de pensarlo mucho me
respondí: «Nada». Exceptuando que hubiera más violencia por la lucha entre los
líderes del cártel para hacerse del poder dentro de su organización, lo cual
creo que lo tienen resuelto con anterioridad, me repetí «NADA».
No bien habían
cerrado la puerta de la celda de Servando Gómez «La Tuta», cuando Nazario
Moreno ya era un fuerte candidato para sustituirlo, sino es que ya es el nuevo
capo del cártel de Los Caballeros Templarios. Todo continúa igual, la
producción, el trasiego de drogas, y la distribución y consumo continuarán como
si nada.
Entonces me volví
hacer otra pregunta ¿Cómo acabar con el flagelo del narcotráfico en nuestra
sociedad? En ese momento recordé algo que escribí hace muchos años y que no era
nada nuevo; varias gentes también hablaban sobre el tema, pero como siempre era
zumbido de mosca para los oídos de la gente. Pero si no es posible encerrar a
todos los narcos y cómplices al mismo tiempo, o hacer que los Estados Unidos
dejen de consumir las drogas —por cierto, usa
no es el mayor mercado del mundo por su numerosa población o por su poder
económico, sino por su gran cantidad de consumidores; algo debe andar mal en esa
sociedad—, entonces es factible una solución sencilla y eficaz como la que a
continuación transcribo, tal y como la escribí hace algunos años como ya
mencioné.
Una
rápida solución
Si la idea de una
conciliación y convenio entre los cárteles del narcotráfico para acabar con la
violencia en el país no es posible, les tengo otra propuesta. No es muy
original y creo que hasta un partido político ya la ha mencionado, pero desde
hace tiempo la he apoyado sin condición.
Con esta propuesta de
un día para otro se acabaría prácticamente con la violencia en las calles, los
cárteles no tendrían que competir con las armas asesinando a sus adversarios,
se acabaría con la mayor parte de la corrupción, el crimen disminuiría de
manera significativa, y la paz, tranquilidad y seguridad volverían a reinar en
nuestras vidas devolviéndonos la libertad.
¿Cuál es esa
propuesta? ¿Qué es lo que debemos hacer? es muy sencillo. Todo lo que se debe
hacer es: LEGALIZAR LA DROGA. ¡NO!…
no pongan esa cara de sorpresa. ¡Que sería aberrante! ¡Que todos nos
volveríamos drogadictos! ¡Que nuestra civilización sería un caos! ¡Qué la
iglesia lo prohibiría! Por supuesto que NO
y a continuación se los demostraré. Durante la prohibición del licor en usa se pensaba que volverlo a legalizar
tendría los mismos problemas que ahora pretextamos, y sin embargo nada de eso
sucedió cuando se legalizó, pero además:
¿Sabías
que hace tiempo nuestros tatarabuelos usaban las drogas como medicamentos y
eran completamente legales? Aquí está la prueba:
Entonces ¿Qué fue lo que pasó?
Pues
tan sólo que a algún demonio visionario —posiblemente judío gringo— se le
ocurrió el gran negocio del siglo, y logró que se prohibieran los medicamentos
con droga iniciando el tráfico y distribución de los mismos; dando nacimiento a
las organizaciones criminales del tráfico de drogas, a las autoridades y
políticos corruptos, esparciendo por todo el mundo el malvado concepto
del vicio y la drogadicción. Lo cual ha provocado, asegurado e incrementado el
malsano consumo entre los individuos con tendencias autodestructivas.
Por desgracia, las
personas que tienen el poder y la autoridad para legalizar la droga son parte
del problema. Son políticos y funcionarios corruptos que están profundamente
infiltrados en los gobiernos, a quienes afectaría de manera considerable los
grandes ingresos que obtienen del tráfico de drogas y el crimen organizado.
No digo que sea una
empresa sin problemas o fácil, y seguramente requeriría de un gran esfuerzo para
cambiar los paradigmas arraigados en nuestra sociedad, pero con certeza creo
que es la más viable solución para acabar con la lacra producida por el tráfico
de substancias prohibidas.
Pero como nosotros los
ciudadanos, por conformismo, desidia y apatía no podemos unirnos y organizarnos
para exigir a nuestros gobiernos todo a lo que tenemos derecho, no nos resta
más que aceptar nuestro trágico presente y esperar a que Dios nos conceda un
grandísimo milagro.
José Pedro Sergio Valdés Barón
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