Manifiesto IV
(La inflación y
PEMEX)
Sólo el presidente Peña Nieto se siente orgulloso de
que el índice de inflación en el mes —supongo que se refiere al mes de enero
del 2015, aunque no sé qué día porque tampoco se especifica en las noticias— fue
del 3.08%. Si se compara con enero del 2014 que fue del 4.48% o del general del 2014 que fue del 4.08%
parecería muy bueno. Sin embargo, el dato del Banco de México parece que es de
los primeros segundos del nuevo año,
porque a partir del gasolinazo se dio la señal de arranque a la escalada de
precios que sin duda se reflejará a final del mes, a pesar de la reforma en la
telefonía de larga distancia y la entrega de televisores digitales en zonas
marginadas del D. F. Eso se llama magia política, no bien acaban de eliminar el
pago de larga distancia que no beneficia a la gente humilde y apenas entregan
unos cuantos televisores a los pobres y ya repercute en la inflación de toda la
nación. Al parecer el gobierno sigue pensando que el pueblo es idiota y no se
da cuenta del alza del costo de la vida. Sin embargo todos los días se puede
comprobar fácilmente con sólo ir al súper o a cualquier comercio para costatarlo y vivir en carne propia la verdadera inflación, que desde luego no es
igual a la oficial.
Con
seguridad el aumento a las gasolinas y gas repercute en los bolsillos de los
ciudadanos, en tanto que los grandes empresarios sólo tienen que aumentar los
precios de sus productos para seguir igual y los gobernantes deben robar más.
Uno
de los factores que más influyen en el incremento del precio de los
hidrocarburos es la especulación internacional del petróleo, pero en México
también repercute el dispendio, los malos manejos, los fraudes y la corrupción
que existen en pemex. En Internet
se pueden encontrar decenas de
fraudes cometidos a la paraestatal, tanto por funcionarios como por
proveedores, y la mayoría se esconde en la impunidad más absoluta posible. Ante
esta situación no es difícil imaginar que los mexicanos tengamos que pagar las
consecuencias, y por ende la buena vida de los altos funcionarios petroleros y
el líder sindical Romero Deschamps y su familia.
No
se puede evitar la indignación y sentirse impotente cuando al pagar la gasolina
del auto piensa uno que parte de ese dinero sirve para enriquecer a los
corruptos funcionarios, y para que la familia de Romero Deschamps viaje
ostentosamente por el mundo y vivan como reyes a nuestras costillas.
José Pedro Sergio Valdés Barón
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