lunes, 2 de febrero de 2015

La Inflación y PEMEX

Manifiesto IV
(La inflación y PEMEX)

Sólo el presidente Peña Nieto se siente orgulloso de que el índice de inflación en el mes —supongo que se refiere al mes de enero del 2015, aunque no sé qué día porque tampoco se especifica en las noticias— fue del 3.08%. Si se compara con enero del 2014 que fue del 4.48%  o del general del 2014 que fue del 4.08% parecería muy bueno. Sin embargo, el dato del Banco de México parece que es de los primeros segundos del nuevo año, porque a partir del gasolinazo se dio la señal de arranque a la escalada de precios que sin duda se reflejará a final del mes, a pesar de la reforma en la telefonía de larga distancia y la entrega de televisores digitales en zonas marginadas del D. F. Eso se llama magia política, no bien acaban de eliminar el pago de larga distancia que no beneficia a la gente humilde y apenas entregan unos cuantos televisores a los pobres y ya repercute en la inflación de toda la nación. Al parecer el gobierno sigue pensando que el pueblo es idiota y no se da cuenta del alza del costo de la vida. Sin embargo todos los días se puede comprobar fácilmente con sólo ir al súper o a cualquier comercio para costatarlo y vivir en carne propia la verdadera inflación, que desde luego no es igual a la oficial.
            Con seguridad el aumento a las gasolinas y gas repercute en los bolsillos de los ciudadanos, en tanto que los grandes empresarios sólo tienen que aumentar los precios de sus productos para seguir igual y los gobernantes deben robar más.
            Uno de los factores que más influyen en el incremento del precio de los hidrocarburos es la especulación internacional del petróleo, pero en México también repercute el dispendio, los malos manejos, los fraudes y la corrupción que existen en pemex. En Internet se pueden encontrar decenas de fraudes cometidos a la paraestatal, tanto por funcionarios como por proveedores, y la mayoría se esconde en la impunidad más absoluta posible. Ante esta situación no es difícil imaginar que los mexicanos tengamos que pagar las consecuencias, y por ende la buena vida de los altos funcionarios petroleros y el líder sindical Romero Deschamps y su familia.
            No se puede evitar la indignación y sentirse impotente cuando al pagar la gasolina del auto piensa uno que parte de ese dinero sirve para enriquecer a los corruptos funcionarios, y para que la familia de Romero Deschamps viaje ostentosamente por el mundo y vivan como reyes a nuestras costillas.     



José Pedro Sergio Valdés Barón    

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